Crecí con Spielberg, Dom Bluth y los clásicos de Disney regrabados en VHS.
A los 17 compré mi primera cámara digital con mi primer sueldo y desde entonces siempre ha habido una en mi mochila.
Estudié Fotografía Artística en la Escuela de Arte de Murcia y rápidamente me decanté por el mundo del vídeo, creciendo con diferentes proyectos profesionales hasta especializarme en el vídeo de boda.
En 2017 me casé con la mujer de mi vida y por fin sentí desde “el otro lado” lo que era una boda.
Intento aportar a mis vídeos la alegría, la música, la emoción y la belleza con un ritmo muy ágil y fluído.
Transmitir en cada vídeo todos los sentimientos de una boda y capturar un recuerdo que dure para siempre es lo que más feliz me hace en mi trabajo.